Una semana en reposo.
Salí dos o tres veces. Al médico, a la verdulería y a almorzar.
Hubo mucho dolor. Profundo.
Inmovilidad.
Y mucho placer también. De reencontrarme. De estar en mi casa. De que me cuiden, de cuidarme.
Vi muchas películas. Hice canciones. Pensé mucho. Dejé canto, gimnasia de centros de energía. Comí bien.
Mañana vuelvo.
En realidad ahora, en un par de horas voy a un recital de Liliana Herrero.
La verdad que no me dan muchas ganas de dejarlo...
Lo disfruté mucho.
Sobre todo el medio.
Cuando ya estaba mejor pero todavía no asomaba ninguna responsabilidad. Estaba lejos la vuelta.
También me di cuenta que no pasa nada si uno de repente desaparece por una semana. El mundo sigue girando. Es una semana. No es grave.
Siento que aprendí mucho.
Ojalá ¿no?
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